han producido, aunque algoo
lentos, han sido espectaculares.
Desaparecieron las carreteras de tierra y han sido sustituidas
Desaparecieron las carreteras de tierra y han sido sustituidas
por calzadas de doble sentido con buen asfaltado y ancho
aceptable y aún manteniendo, en determinados tramos,
los sinuosos trazados,
herencia de los caminos tradicionales
interpueblos, no presentan dificultad
alguna debido a su
buena señalización, tanto diurna, como nocturna.
Ya
no es necesario ir a la fuente del pueblo a por agua
porque no llegaba a las
casas.
Se acabaron, gracias a sus grandes pantanos, los tiempos
en los que pasaban meses sin que el agua llegara
más que unas horas hasta casa.
Pasaron
los tiempos en los que la electricidad iba y venía
como las cigüeñas.
Pasaron
los tiempos en que había que ir al río a bañarse,
pues todos y cada uno de los
pueblos disponen de buenas
piscinas con restaurante y precios muy asequibles.
Pasaron
los tiempos en los que los columpios eran un tesoro,
y se dejaron atrás casi
todos los columpios metálicos que
abrasaban las manos, las piernas y todo,
en
los meses de verano...
Pasaron
los tiempos en los que la asistencia sanitaria
producía, al menos, duda.
Aquellos tiempos en los que, dependiendo de a qué distancia
de un hospital se
producía un accidente, la gente moría o no.
Es impresionante caminar por la
línea con Portugal,
por ejemplo, y ver cómo en cada pueblo existe una
zona habilitada como helipuerto para traslados de urgencia.
Es
impresionante, también, el comprobar con gusto que
los productos que se comían
y bebían hace ya 41 años,
se siguen produciendo igual y saben igual.
La morcilla de patata, la de lustre, el chorizo, las galletas
La morcilla de patata, la de lustre, el chorizo, las galletas
rizadas, las perrunillas, la sandía y el melón, el cordero,
la ternera, el pimentón de la Vera, los mantecados,
los dulces de almendra, los canelones…
y, por supuesto, de todos los productos del cerdo.
y, por supuesto, de todos los productos del cerdo.
Se
acabaron, aunque no del todo, las otrora generalizadas
ventas ambulantes de
casi de todo, incluída la leche
o los helados.
Aún así, paseando por los pueblos son aún abundantes los
Aún así, paseando por los pueblos son aún abundantes los
portales que se mantienen entreabiertos,
mostrando los
productos de la huerta que, tras llamar a la puerta,
venden a
precios bajos y calidad segura.
Patatas, tomates, sandías, melones, cerezas…
Patatas, tomates, sandías, melones, cerezas…
No
se acabaron otras costumbres.
No se acabó el sentarse cada noche a la fresca en grupo
No se acabó el sentarse cada noche a la fresca en grupo
en la acera o en las adoquinadas calles para hablar,
reir y chismorrear...
No se acabó el saludo de cada uno de los que te cruzas
No se acabó el saludo de cada uno de los que te cruzas
en cada calle, pero
quizá sí se ha ido sustituyendo el mítico
“andar con Dios”, por el más corto
pero igual sentido “adio”
prolongando la o de forma tónica y profunda.
Echo en
falta también aquel mítico “¿y tú de quién eres?”,
porque quizá la gente sí ha ganado en prudencia y reserva,
porque quizá la gente sí ha ganado en prudencia y reserva,
lo que no sé si es ganar o perder.
No se
acabó la siesta, más que nada porque el tiempo obliga.
No sé acabó la alegría de los jóvenes en verano cuando se
No sé acabó la alegría de los jóvenes en verano cuando se
juntan con los amigos del verano anterior y
se dedican
a estar juntos, en la sombra y las piscinas durante el día,
y
en las terrazas y los pubs de noche.
Siempre vestidos de forma alegre, colorida, moderna y fresca,
Siempre vestidos de forma alegre, colorida, moderna y fresca,
lo que conlleva las miradas de reojo de los más
mayores
entre extrañadas, acostumbradas a las sorpresas de la
juventud y quizás
añorantes de lo que quedó atrás.
No se acabaron tantas cosas.
No se acabaron tantas cosas.
Son esas cosas
que no se acabaron las que hacen
que volvamos vez tras vez.
que volvamos vez tras vez.
Están
siendo, estos cuatro o cinco últimos, unos años
complicados, y cuando te paras a
hablar con la gente
así te lo transmiten.
Se venden muchas casas, muchos coches y cuesta venderlos.
Se paga cada vez menos por ellos.
Se venden muchas casas, muchos coches y cuesta venderlos.
Se paga cada vez menos por ellos.
El paro azota de nuevo y no se ven salidas rápidas ni fáciles,
pero nadie se
rinde, ni tan siquiera lo piensan.
La gente se dedica a trabajar, a seguir trabajando
La gente se dedica a trabajar, a seguir trabajando
como se ha hecho siempre.
Son muchas las peleas que he mantenido en los últimos
Son muchas las peleas que he mantenido en los últimos
años con gentes de otras regiones que siguen inmersos
en la idea de
que tanto Extremadura como Andalucía
viven a base de subsidios.
Es sorprende,
en cambio, la cantidad de gente emprendedora
que existe en Extremadura.
La
tradición del trabajo en el campo, en el propio campo,
produciendo y vendiendo,
junto con la escasez de grandes
empresas que absorban gran cantidad de mano de
obra,
pueden ser dos de los factores decisivos a la hora de forjar
ese carácter
emprendedor, por no remitirnos a la historia de
descubridores y conquistadores
de América, o a otros que
fueron punta de lanza y dinamizadores de la lucha
contra los franceses a principios del XIX.
Son cantidad los extremeños que han
emprendido la aventura
de abrir bares, restaurantes, tiendas de alimentación,
de ropa, talleres mecánicos, empresas de construcción,
de transporte, manufactureras, de hostelería, farmacias,
centros de salud, clínicas
dentales, centros de estética,
gimnasios, agencias inmobiliarias, asesorías…
¿qué más hay que hacer para emprender? Innovar.
Y en eso también
tienen pioneros con investigadores
en temas biológicos, alimenticios y
energéticos.
¡Cómo
has cambiado Extremadura!
¡Y cómo mantienes viva tu esencia!
Sigue
mejorando pero no cambies,
para que queramos seguir volviendo.
Joserra